Joan Hunt era sin duda alguna una mujer como pocas. 

Jubilada en la Costa del Sol, tras la muerte por cáncer de su marido en 1991, la británica Joan Hunt se marcó el objetivo vital de mejorar los recursos y la atención médica, psicológica y humana a los enfermos terminales, creando en Málaga el primer ‘hospice’ de España hasta la fecha, CUDECA.

Esta gran contribución al bienestar de miles de ciudadanos a lo largo de los años y de sus familias le valió ser condecorada como Oficial de la Orden del Imperio Británico en el año 2002, así como la Medalla de Oro de la Provincia de Málaga, entre otros muchos premios.

Joan Hunt era sin duda alguna una mujer como pocas. Jubilada con su marido Fred en la Costa del Sol, a la muerte de cáncer de éste en Málaga en 1991, Joan Hunt se marcó el objetivo vital de mejorar los recursos y la atención médica, psicológica y humana a los enfermos terminales en la provincia, creando el primer ‘hospice’ de España hasta la fecha, Cudeca, que atiende en la actualidad a más de 1.600 pacientes y cuenta en Benalmádena con Unidad de Día y Unidad de Ingresos, además de siete equipos de atención domiciliaria.

Hasta su reciente fallecimiento, Joan Hunt creó, formó y consolidó un amplio equipo de profesionales y voluntarios, con una destacada implantación y presencia en la sociedad malagueña, con numerosas y constantes actividades solidarias.

Joan Hunt OBE, pionera de los cuidados paliativos en España, y fundadora de Cudeca, fallecida el 24 de Junio de 2021 a la edad de 92 años.

Decir adiós nunca es tarea sencilla, pero de alguna manera Joan Hunt nos hizo las cosas fáciles gracias al legado que nos dejó: Cudeca, el primer hospice en España hasta la fecha, que actualmente atiende a 1.600 pacientes y sus familias cada año, ofreciéndoles lo que Joan siempre llamó “una forma especial de cuidar.

Joan era una visionaria. Ella y su marido se habían retirado a la Costa del Sol, y unos cuantos años más tarde, en 1991, Fred murió de cáncer en Málaga. En sus últimos días, ingresó en la recién creada Unidad de Cuidados Paliativos del Hospital de la Cruz Roja.

Joan sintió que los recursos para atender el final de la vida distaban mucho de ser ideales. En vez de elegir una tranquila viudedad, tuvo la determinación de construir el primer hospice de España. Contra todo pronóstico, con un conocimiento muy rudimentario del español, y pocos contactos a los que recurrir, comenzó a captar fondos y construir un equipo de profesionales para visitar a pacientes de cáncer en sus domicilios. En 2003 se abrió la Unidad de Día en el precioso centro en Benalmádena, tal y como ella lo había imaginado, seguida de la Unidad de Hospitalización en 2005.

Actualmente Cudeca además cuenta con 7 equipos de atención domiciliaria.

Su experiencia previa fue indudablemente un activo. Tras una infancia difícil que incluyó largos periodos de hospitalización comenzó a trabajar como chica del té, promocionando hasta llegar a ser Jefa de Personal de una multinacional con miles de trabajadores, en una época donde había pocas mujeres británicas en puestos directivos. Inteligente, trabajadora y compasiva, era conocedora de la importancia de rodearse de un equipo que compartiera sus elevados valores y standards.

Joan fue ejemplo del poder de la voluntad, estableciendo una referencia de compromiso social, ético e intelectual. Ella creía absolutamente en el poder de la colectividad, de la comunidad. A través de su cálida personalidad y su propia fuerza de convicción, inspiró a cientos de voluntarios, y construyó puentes en toda la sociedad. Con los ciudadanos de a pie. Con instituciones públicas y privadas. Ella demostró con hechos lo que significa confiar en el otro, creer en las personas y hacerles responsables del cuidado de sus miembros más frágiles. Todo para conseguir una sociedad más justa comprometida con el cuidado al final de la vida.

Su empeño iba más allá de realizar su visión en el Sur de España: vivió para ver como Cudeca ofrecía formación en cuidados paliativos en colaboración con la Universidad de Málaga, y la construcción del Centro Yusuf Hamied de Formación e Investigación, que muy pronto será inaugurado.

Joan era humilde, sólo quería estar “bajo los focos” si eso ayudaba a su proyecto. Al final de su vida dejó instrucciones a aquellos más próximos a ella para que, en vez de flores, se enviaran donativos a Cudeca “para ofrecer cuidado, apoyo y acompañamiento, a aquellos que más nos necesitan”. También escribió: “Cuidad de Cudeca. Tengo fe en vosotros: asegurad que mi legado continúa dando vida a los días de los pacientes y sus familias ”.

Solo aquellos que sienten el valor de la vida son capaces de dedicarla al cuidado de las vidas de otros. Y la visión de Joan hecha realidad es en sí misma, un bello tributo a la vida.

Cudeca despide a su fundadora, pero no hay duda: El legado de Joan Hunt seguirá vivo.

D. Ricardo Urdiales Gálvez
Presidente de la Fundación Cudeca


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➡️ Campaña «Una entre un millón»

➡️ Fundación CUDECA