El inglés Lee Ramsdale, afincado en Pantón, suma cinco subcampeonatos de España de tiro con arco, una modalidad que también practican su padre y ahora su hijo
LUIS CONDE
De la ciudad inglesa de Nottingham llegó la familia Ramsdale en el 2007 a Galicia. Y uno de sus integrantes, Lee Ramsdale, acabó convirtiéndose con el paso de los años en el auténtico Robin Hood de la Ribeira Sacra. Este británico, afincado en la parroquia de Santa Mariña de Eiré, en Pantón, es un auténtico apasionado al tiro con arco, afición que le viene en los genes, y es que su padre, Frank, también lo practica, y ahora es su hijo, Clay Anxo, el que empieza a competir.
Si bien la afición de Lee por el tiro con arco ya la tenía en Inglaterra, no pudo ponerla en práctica hasta que llegó a la Ribeira Sacra, y todo por falta de tiempo. Quería ser boxeador profesional, lo que le obligaba a compaginar su ocupación profesional con el deporte. Esa circunstancia hizo que tuviera diferentes ocupaciones. Buscó en cada momento el trabajo que mejor se adaptara para poder entrenar.
Trabajó en una discoteca, en una fábrica y en una tienda de ropa, ocupaciones que compaginaba con los entrenamientos. Eran constantes los viajes desde su ciudad, Matlock, a Derby, donde entrenaba por las noches. Pero al final, lo del boxeo no cuajó.
Y en el 2007 se mudó a España, donde encontró su verdadera válvula de escape: el tiro con arco. Fue en Monforte donde dio sus primeros pasos hacia esta modalidad deportiva. «Un domingo visité el mercadillo que había en Monforte en el parque de los Condes, y ahí me fijé en un arco de segunda mano que tenía un expositor para vender. Tuve la tentación de comprarlo, pero seguí visitando puestos. Me lo pensé mejor, regresé para adquirirlo, pero ya lo acababan de vender», señala Ramsdale, que se llevó un disgusto.
Lo que no se imaginaba Lee es que el vendedor tenía una solución para él. «Me dijo que tenía un amigo que tenía dos arcos de los que quería deshacerse. Ahí ya me volví a ilusionar», afirma Ramsdale Llegó la Navidad y se autorregaló los dos arcos. Eso sí, tuvo que abonar 150 euros por ambos, pero no salió perdiendo, ya que los dos venían con los lotes completos. Ahí comenzó su andadura. Le siguieron su padre y su hijo. Los tres forman parte del club Lumelar, de Orense.