La Costa de la Muerte
Es la costa coruñesa que abarca desde Arteijo hasta el cabo de Finisterre, en Galicia, al noroeste de la península ibérica. Sus gentes fueron testigos de numerosos naufragios, especialmente en el tramo de costa que va desde Camelle hasta Camariñas, donde se hundieron más de sesenta navíos en poco más de cien años, siendo el cabo Tosto el punto más fatídico.
En las proximidades de la Playa de Trece, en Cabo Tosto, en la lengua de piedra conocida como Punta del Buey (Punta do B0i), tuvieron lugar tres naufragios a finales del siglo XIX que marcaron para siempre la historia y el nombre de la Costa de la Muerte: el IRIS HULL (1883), el SERPENT (1890) y el TRINACRIA (1893).
Se trata de uno de los lugares más fatídicos de la Costa de la Muerte, fueron 8 los naufragios y 245 las víctimas. Uno de los naufragios más trágico fue el del Serpent, la noche del 10 de noviembre de 1890.
La tragedia del Serpent
Fue la noche del 10 de noviembre de 1890, dos días antes partía de Plymouth en el suroeste de Inglaterra, rumbo a Sierra Leona. Iba a sustituir a su gemelo Archer en el patrullaje de las costas sudafricanas. Al pasar por las costas de Camariñas, derivó mucho a tierra y la escasa luz del Faro Villano hizo que colisionara contra un bajo sumergido a unos metros de la Punta del Buey, en el lugar que hoy se conoce como “el bajo del Serpent”.
El cementerio de los Ingleses
De sus 175 tripulantes sólo se salvaron tres que se habían puesto los chalecos de corcho, antecedentes de los chalecos salvavidas, pues la marea los empujo hasta la playa salvando sus vidas. Posteriormente tuvieron que identificar los 142 cuerpos sin vida y mutilados de sus compañeros que fueron apareciendo en los 45 días siguientes.
Fueron sepultados en el mismo lugar donde se habían enterrado a los tripulantes del Iris Hull, otro barco inglés que se dirigía a la India pasando por Gibraltar, dejando la piel de sus 38 tripulantes al destrozarse el barco en un fuerte impacto contra Punta Boi. Solo uno de ellos salvó la vida.
La otra consecuencia del naufragio del Serpent, además del uso del chaleco salvavidas, fue la reestructuración del faro de Cabo Villano, que se convirtió en el primer faro de España con luz eléctrica gracias a un potente motor.
Después de este suceso, las gentes del lugar fueron obsequiadas por el Almirantazgo inglés. Una escopeta para el cura, un reloj de oro para el alcalde y un barómetro para el pueblo de Camariñas, que aún puede verse hoy en una casa del puerto.
Durante los primeros años, un barco de la armada inglesa se acercaba al lugar para arrojar una corona de flores y los barcos de guerra lanzaban salvas de honor.
A la derecha del cementerio se encuentra el Monte Blanco, la mayor duna rampante de Galicia y una de las dunas más altas de Europa, y a sus pies la mayor reserva de camariñas, el arbusto protegido que da nombre a Camariñas.