Miniserie británica que adapta las «Crónicas de los Cazalet», de la novelista Elizabeth Jane Howard, sobre las vivencias de una acaudalada familia entre 1937 y 1947.

Bienvenidos al Londres de entreguerras, a Home Place, a un pasado radiante en su decadencia que nos hace reír, llorar, bailar, enamorarnos y caer como estos seres de otro tiempo.


A. ABELENDA


3 de abril de 2021

Aquí los tienen, fuera de serie, con una ligereza, una elegancia, un léxico y un sex appeal que se recrean (con un cambio en la luz y el color, y en la melodía, en cada episodio) en pantalla. Aquí pasa todo como si nada. Londres 1937-1947. Es el Londres de los Cazalet, dispuestos a competir en streaming con otras bellezas para volver sobre un pasado radiante en su decadencia desde el ojo de un tiempo fatigado de sí mismo, como Los Durrell o Todas las criaturas grandes y pequeñas. Con rostros familiares como Hugh Bonneville (Downton Abbey), Lesley Manville (Harlots) y Stephen Dillane (Juego de tronos), llega a Filmin (20 años después de su estreno en la BBC) la pentalogía maestra que Elizabeth Jane Howard (1923-2014) escribió medio siglo después de la época que atrapa, y encumbra.

Bienvenidos a Home Place, a las plácidas tardes veraniegas de un casoplón de Sussex en el período de entreguerras. Cuando Hitler y Mussolini empiezan a sellar su alianza, en este hogar acomodado sobre el estatus que le dio el negocio de la madera, nos ocupan un montón de migas cotidianas: infidelidades emboscadas en «comidas de negocios», relaciones prohibidas, partos, amagos de aborto, pícnics, la lucidez de Clary, abusos, la brecha insalvable entre mujeres y hombres, entre los niños y el mundo adulto.

Bienvenidos a los últimos años felices de Inglaterra, a esa melodía vital que de pronto rompe la guerra, que parecía que nunca iba a ocurrir. Es un lujo verles hablar, reír, acostarse, comer, hablar, caer. Los Cazalet no fallan, ganan precisión en pantalla.