FHB entrevista a PABLO SÁNCHEZ GARRIDO

TRAS LOS RESTOS DE CALDERÓN DE LA BARCA

Su vida fue tan rocambolesca como está siendo su recuerdo siglos después. Pedro Calderón de la Barca, ilustre escritor del siglo XVII, una gloria de la literatura española del siglo de Oro es, de repente, titular de los periódicos en el siglo XXI. El “responsable” es Pablo Sánchez Garrido, profesor de la Universidad San Pablo CEU y director de la búsqueda de los restos de Calderón, activada desde hace unas semanas. En esta entrevista con FHB nos cuenta la última hora de este apasionante proyecto.


ISABEL AIZPÚN


Madrid, marzo 2021

Calderón de la Barca, como noticia de actualidad, es un tema que llama mucho la atención ¿Cómo se embarca en esta aventura?

Yo soy profesor de Historia de las Ideas; no estoy relacionado directamente con la literatura, salvo desde su influjo en el pensamiento, pero me hablaron de un libro sobre la Historia de la Congregación de San Pedro que tiene su sede en la Iglesia de los Dolores con la que tengo mucha relación personal. Concretamente de un libro en el que se hablaba de un sacerdote que confesó, en su lecho de muerte, que Calderón no había sido inhumado como se creía, sino que la arqueta con sus restos se había guardado entre las paredes de la iglesia y que, por tanto, permanecía allí. 

Y vio claro que podía ser un proyecto relevante que no debía pasarse por alto.

Me pareció que valía la pena involucrarse y lo pusimos en marcha desde la Universidad. Creo que es una oportunidad para recuperar a Calderón, no solo en lo físico por buscar esos restos, sino también social, literaria e intelectualmente. Es una figura que simboliza la unión de todos porque él encandilaba a todos, no solo a los aristócratas o intelectuales de entonces. Representa un sentimiento de unión de las diferentes clases sociales, además de lo que supuso su aportación a la historia de la literatura. Fue una personalidad avanzada en su época, por ejemplo, con la creación de distopías como la de La vida es sueño que hoy nos recordaría a películas como Matrix. Es, sin duda, una ocasión para realzar su figura.

En este momento, esperan el visto bueno de la Congregación de San Pedro, a la que pertenecía Calderón, para perforar un par de localizaciones dentro de las paredes de la Iglesia de los Dolores.  ¿Ha sido trabajoso definir esos dos puntos?

Hemos trabajado con el equipo de georadar que localizó los restos de Cervantes. Los trabajos van bien, pero ha habido que retrasarlos primero debido a la pandemia de Covid 19 y después por la nevada Filomena. Espero que, en breve, tengamos la autorización definitiva.

Y, además, con todas las gestiones en marcha, ha surgido otro hallazgo muy interesante en este puzzle de seguir los rastros del escritor…

Hemos tenido la suerte de que la Condesa del Asalto, descendiente de Calderón, al leer sobre este proyecto, se pusiera enseguida en contacto con nosotros para ofrecernos la llave que abre la arqueta donde reposan los restos y que ella y su familia han custodiado desde hace casi dos siglos. Siempre hubo un Conde del Asalto en las seis exhumaciones que han tenido lugar a lo largo de los siglos, asistiendo como representante oficial de los descendientes. El cofre y la llave habían sido robados en la Guerra Civil y habían sido reclamados por la familia, al terminar la guerra, al Servicio de Defensa del Patrimonio Histórico.

La condesa del Asalto, descendiente de Calderón, entrega a Pablo Sánchez Garrido la arqueta de madera que guarda la llave.

Con una llave mágica, georadares, monjes que confiesan lo que saben antes de morir… esta historia empieza a tener aspecto de historia detectivesca o película de Indiana Jones. No se libra usted de este sobrenombre que ya le han puesto, el de Indiana Jones español… aunque el escenario es mucho más castizo que Hollywood y todavía no conocemos el final.

El escenario de lo que sería esta película, de lo ocurrido durante siglos, es el de las calles y las iglesias de Madrid ya que los restos de Calderón se inhumaron en seis ocasiones.

La primera exhumación se produce porque derriban la histórica iglesia de San Salvador en 1842; entonces se le conduce a la Sacramental de San Nicolás; después a San Francisco el Grande, para ir al proyectado Panteón de los hombres ilustres, pero, como no hay presupuesto suficiente para hacerlo, se vuelve a la Sacramental de San Nicolás. La Congregación de San Pedro reclama sus restos, ya que Calderón de la Barca era miembro de esa congregación, que son conducidos al hospital de Torrecilla del Leal y de ahí, en 1902, a la sede nueva de la Iglesia de los Dolores. Traslados que se convierten en acontecimientos solemnes, multitudinarios, porque atraen a miles de personas a las calles para acompañar la carroza con su pequeño féretro de caoba, cristal y bronce. Cada traslado era una procesión solemne con desfile de coches de caballos y alabarderos y en los que se reunían escritores, sacerdotes… personalidades que le acompañaban por todo Madrid, por calles desde cuyos balcones le echaban pétalos de flores. Se le acompañaba como a la figura respetada y venerada que era.

Pero, más recientemente, hay una fecha importante, 1936. Milicianos entran y queman la iglesia. Fue arrasada, el párroco fusilado, y la arqueta desapareció, pero las paredes se mantuvieron en pie. En 1964, Vicente Mayor, el capellán mayor, escribe la historia de los 400 años de la Congregación y en ella recoge el testimonio de un sacerdote de la Congregación en su lecho de muerte que dice que él presenció la inhumación de 1902 y afirma que los restos se colocaron entre las paredes de la iglesia. Pero fallece sin decir dónde.

Y usted entiende que, con esa información, es un reto intentar encontrar los restos de una eminencia como Calderón de la Barca. Seguramente, entre todas estas gestiones, ha sido también la ocasión de conocer algo más su figura y su vida, algo rocambolesca porque parece que vivió intensamente antes de profesar…

Calderón fue pendenciero, a veces mujeriego, tuvo un hijo, se vio envuelto en revueltas e incluso en una que concluye con un homicidio, fue excomulgado, pasó por la cárcel de la Universidad (las Universidades en aquella época tenían cárcel), se hizo militar, participó en los Tercios de Flandes y en la guerra de Cataluña, fue Caballero de la Orden de Santiago, y, finalmente, profesó como sacerdote, un sacerdote ejemplar que fue nombrado Capellán de honor del Rey Felipe IV. 

Arqueta de madera y bronce del siglo XIX coronada por la cruz de la Orden de Santiago a la que pertenecía Calderón de la Barca

Y durante toda esa vida intensa, en paralelo, se convirtió en un gran literato del Siglo de Oro. ¿Es cierto que se le ha denominado el Shakespeare español en algún momento?

Fue muy admirado en Alemania y también por los escritores británicos, sobre todo por los románticos. Se puede decir que coincidía con Shakespeare en las temáticas tratadas en sus obras, las referentes a las pasiones humanas. Esos temas le hicieron ganar esa admiración de los románticos. Lord Byron siempre manifestó su admiración por el escritor y se refería a él como a un personaje romántico y Mary Shelley y Percy B. Shelley, su marido, tradujeron sus obras y reflejaron importantes influencias en sus propias obras. También influye en S. T. Coleridge, entre muchos otros románticos británicos. Su primera comedia conocida, Amor, honor y poder cuenta la historia fabulada de Eduardo III de Inglaterra y fue estrenada con éxito en Palacio con motivo de la visita de Carlos, Príncipe de Gales, en 1623.

Entonces, desde la FHB, le deseamos mucha suerte para descubrir la última peripecia de la historia de Calderón de la Barca.